El cauce del río se va afinando hasta llegar a un ancho tal que solo puede pasar una persona. Era un río en el que abundaban las nutrias y de ahí su nombre: “Pasaje de las nutrias”. La historia de la comunidad que se asentaba a orillas del río se entrelazaba con esa fauna volviéndose una sola cosa inseparable. Decían que las nutrias les habían enseñado a cazar en grupo: cada una llevaba su presa a la orilla, pero solo una era elegida para romper el caparazón de los cangrejos con la misma piedra. En cuestión de pocos años, la comunidad consideró al río y su devoto tributo a las nutrias, el escenario y símbolo predilecto para realizar una ceremonia de consagración y con ello elegir a su líder. El punto de partida era, por supuesto, la orfandad de mando. Como buena comunidad, el modo de pensarse sí misma era en conjunto: la figura del «Nosotros» se alzaba por encima de la de cada uno de sus integrantes. Precisamente por eso, resultaba necesario que hubiera un líder que personificara esa c...
La escritura es en esencia un ensayo. El ensayo habilita, por definición, a una experiencia atravesada por errores. Estos errores le harán justicia a una danza que procura trampas entre la literatura, la sociología, la filosofía y el amplísimo espectro de la cultura. La cultura es un dulce trópico. Bienvenidx.